NO CONSUMIR, PREFERENTEMENTE

Por Gonza

Yo siempre estoy con la hora de la nostalgia. No voy a decir que comida era la de antes, pero cada vez es más caro comer. En los ’90 se decía que iba a salir más barato una computadora que almorzar, y ya casi se está cumpliendo. La industria alimenticia está haciendo estragos y uno tiene que cuidarse del supermercado como de mearse en la cama. Hay trampas de las más arteras acechándonos. Me propuse hacer una lista de porquerias y no me costó nada encontrar ejemplos a rolete, veamos:
· Algo paradigmático son las hamburguesas que vienen cada vez peor, están pintadas con tinta y son hueso molido con grasa.-
· Los super guardan las frutas en congeladores y andá saber de que año son, se ven mustias y deformadas. No obstante ello te las cobran a precio de oro ¡joder!
· El pan de horno eléctrico es aburrido, sin gusto. No tiene sal, no tiene cáscara, no tiene miga, no tiene nada. Boicot a los panes que tienen circulitos en la parte de abajo.
· Las salchichas ya no son más de caballo, ahora las hacen con carne de burro viejo mezclada con colorante y maizena.
· Los jugos son agua sucia y tienen ciclamatos, residuos calcareos y toxinas que te van envenando de a poquito.
Las fábricas de grasa están de parabienes, veamos porque:
· La mayonesa es gelatina con grasa.
· El aceite de cocina es grasa líquida. Lo venden ya usado y deja una baranda asquerosa acorde con la impureza de su bastarda composición química.
· El chocolate es grasa pura.
· Las obleas vienen rellenas con grasa y algo de azúcar. En realidad el relleno se fabrica así: Ponen un montón de grasa en una olla gigante y hay un empleado medio encorvado que es el encargado de tirarle el azúcar. Es un kilo por día para la producción de 1.000.000 de paquetes de obleas, pero como el empleado está medio jovardo a veces falta o se olvida de ponerle y ese día las obleas salen rellenas con grasa pero sin azúcar, o sea que es cuestión de suerte. Cada vez que Ud. le hinca el diente a la oblea pruebe a ver si le tocó un día normal o un día nefasto, sin azúcar. Lo que pasa es que uno no se dá cuenta porque viene comiendo otras cosas y el paladar ya está curtido. Haga la prueba un día en ayunas de comer una oblea o un alfajor cubierto con “chocolate” verá como se empasta toda la boca y siente náuseas y una sensación de rechazo y descompostura, sudor frio y diarrea.
· Las gaseosas por el contrario, tienen mucho azúcar, pero demasiado, son un jarabe empalagoso, TODAS, no me jodan.
· Los pollos vienen congelados como Walt Disney y lo hacen a propósito para que pesen más y cobrarlos más caro.
· Hay muchas cosas que uno compra y tienen componentes ocultos. Escudriñando la comida con atención uno puede llegar a sorprenderse: El fiambre se hace con el fiambre vencido reciclado que se reconstruye con maizena y otros espezantes. Haga la prueba de ver las fetas al trasluz y advertirá los retazos de jamón viejo amalgamado.
· El queso de máquina se llama así porque lo hace una máquina que tiene un programa de computación que imita el queso a partir de deshechos plasticos que entran por una tolva enorme y la máquina es tan buena que en un minuto empieza a sacar por una cinta las bandejitas de 100 grs. c/u con el papel adherente puesto y la etiqueta del precio pegada, o sea que no interviene para nada la mano del hombre y tampoco interviene el queso, pero para nada.
· De los vinos berretas, las sidras y con respecto a algunas marcas de cervezas no puedo opinar porque juré hace años no iba a tomar más de esa porqueria. Si alguien me dice que soy un estirado, tengo preparada la respuesta: Prefiero tomar agua de la canilla que es mucho más rico, más sano, más humilde, más real, más natural y más barato, porque no decirlo, que todas esas estafas embotelladas (o en tetra que ya es la muerte, un suicidio por ingesta de venenos líquidos).
· Hay alfajores de marcas ignotas que son un atentado alimenticio, no intoxican, de pedo, pero matan de tristeza, comer esa porqueria.
· De los “snacks” ni hablar. Ese viejo mito urbano de que las papas fritas están hechas con nabos ya es un cuento de hadas comparado con las porquerias que se venden ahora. Cada vez se les ocurre fabricar un producto peor. Les ponen nombres raros, 4ta. dimensión, que se yo, la mar en coche y son cereal rancio plastificado. Los hace un científico loco en un laboratorio enorme y los beta tester son monos tití sin amaestrar. Haga la prueba de acercar un fosforo encendido a un chizito y verá como lejos de carbonizarse, el nylon que lo compone se derrite tomando un color verduzco y tarda un montón en quemarse.
· Y así, mil porquerías que uno se mete en el estómago. Hay que tratar de comprar menos pero comprar bien. No es negocio llenar el carro de esas cosas, me cago en el ahorro. Mientras se pueda, abstenerse. Por la salud de la población y en honor a la lealtad comercial propongo que todos estos productos vengan con la advertencia pertinente: CONSUMIR, PREFERENTEMENTE, ANTES DE MORIRSE.-

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