A CARA DE MASCOTA

Por Gabriel

Cuando era chico tuve dos perros (no en forma simultánea) que siempre vivieron afuera y jamás entraron a la casa, tuve un hamster que vivía en su lata en el garage y cuando palmaron estos bichos no quisimos tener ninguna otra mascota porque ya nos hinchaban las bolas. Debe haber sido por esta época, en mi adolescencia, que empecé a no bancarme las mascotas, y sus olores. Antes los perros eran perros y vivían afuera, y no jodían a nadie. Hoy en día, yo no sé que le pasa a mucha gente con las mascotas, pero ahora todos tienen una que la tratan como a un humano, debe ser que la onda Jazmín pegó fuerte y yo estoy siempre al revés de la moda (Recién estoy comprando mis primeros jeans nevados).
Llegas a la casa de un amigo y parece el Arca de Noe, ahí están los perros, los gatos, la rana, la vaquita de San Antonio, los canarios, o los conejos queriendo festejar tu ingreso a la casa, y te saltan, te gruñen, te ladran maúllan o lo que sea, te babosean, te huelen, y alguno que otro te quiere embambinar; mientras tu amigo con cara de nada te dice "...qué diviiiiino.... está jugando.... está contento porque viniste...." , y vos pensás: "Sí jugando, seguro que me extrañan un montón, si me llega a comer la mano, vos vas a ir a laburar por mí, la rec....... de tu lora parlanchina que todavía no vino a saludarme y a decirme PUTO PUTO".
Todos dicen que los animales tienen un sentido del olfato más afinado que los humanos y que reconocen nuestras conductas por los olores que despedimos. Bueno, evidentemente no me funciona muy bien la glándula que despide olor a "sáquenme a estos perros/gatos de mierda de acá YA", porque vaya donde vaya las mascotitas vienen a hincharme las pelotas ni bien entro. Aprovechando este tema voy a permitir hacer un llamado a la solidaridad dirigido a mis amigos y ocasionales anfitriones: Tomando en consideración que me conocés hace un tiempo, y seguramente ya te hablé de este tema, te pido si es posible que cuando voy a tu casa procures que tus mascotas no se acuesten arriba de mi campera, no me llenen de pelos, no me coman los cordones de mis zapas, no me salten sobre mi jean recién lavado (el nevado que me compré hace un mes) ni me lo baboseen, y si no te jode mucho, sólo si no te jode, que no toquen ni le pasen cerca a ninguno de los utensilios que posteriormente van a formar parte de la mesa donde vamos a cenar. Ah.. una cosita más, una pavadita, un detallecito, tratá de no darle de comer en la boca mientras cenamos, ya que probablemente después te pediré si no me podés alcanzar el pan, la ensalada (no creo, seguramente serán las papas fritas) o tocarás la cuchara con la que nos servimos todos. MUCHAS GRACIAS

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