PIENSE LUEGO EXISTA

Por Gonza

Si hay algo que me solivianta, que me saca de quicio, que me exaspera, es la gente que habla y no piensa.
A veces caigo en la cuenta de que soy demasiado exigente, la gente no piensa tanto, actúa, habla, después piensa, en última instancia, en algun momento piensa, pero tampoco se gasta tanto.
Lo que me molesta es la gente que te pregunta exactamente lo que vos le acabas de decir. Significa lisa y llanamente, que no te escucharon un carajo.
Vamos a dos ejemplos concretos:
1) Situémonos por ejemplo en un reclamo telefónico evacuado por ante una empresa de las tantas empresas enormes, voraces, leoninas y atropelladoras que nos dejo el Méndez mismo.
Yo echando espuma por la boca, humilde consumidor de buena fe, padre, esposo y argentino, al que lo avasallaron en sus más elementales derechos y garantías.
El empleado mecanizado, impersonal, monocorde e insoportablemente amable que está del otro lado de la línea cuando termino de despachar toda mi perorata argumentativa no se le ocurre mejor idea que decir:
Bueno, no hay problema, yo tomo nota del reclamo…
Nooooo…. ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo es eso? ¿Cómo que NO hay problema?
Después que te llore la carta una hora, que te conté mi fracaso, que te dije mi condena, después de todo eso, no se te ocurre nada mejor para contestarme?
¿No podría haber sido algo tipo:
lo compadezco”, “pero que barbaridad”, “yo que Ud. lo mínimo que hubiera hecho es incendiar todo” o algo por el estilo?
Fijate que no, al tipo le importa tres pitos todo lo que le dije, pero además es poco profesional, flaco, estás para otra cosa ¿Cómo que no hay problema? Siiiii... hay un problemòn, te lo acabo de explicar con pelos y señales, me rompì todo explicàndote la cagada que hizo tu querida empresa, no entendiste nada pajarito, te vià matà….
Ejemplo 2) Situación muy similar a la anterior, supongamos un reclamo de garantía. Me vendieron mercadería comestible en mal estado.
El inescrupuloso vendedor accede a devolverme mi dinero disimulando un rictus de contrariedad por el mal negocio que termino siendo nuestra relación comercial. Yo le devuelvo la mercadería putrefacta con la que consumó su tentativa de estafa pero no conforme con eso le cuento
"Que es una lastima, que si los chicos hubieran probado eso, que que hubiera pasado, y que las cosas que pasan, que no solamente por mi, sino que cualquiera que adquiera mercaderías vencidas, aún hasta para el mismo vendedor, los riesgos que corremos…"
El hombre vuelve a disimular en este caso su molestia por mi discurso de conciencia ciudadana que lo termina aburriendo y expulsa la frase:
Quédese tranquilo
Dijo justo lo que no tenia que decir, es màs, casi que me le estaba esperando, hay tantos chitrulos como este a los que les espetaria estridente:
"Noooooo…. Con chantas como vos no me quedo tranquilo nada, ahora te vià hace`clausurà el negocio chorro, ¿Cómo quédese tranquilo? ¿Qué tranquilo ni tranquilo?"
No me podría decir este atorrante, algo como:
Voy a tener muy en cuenta sus recomendaciones”, “Esta Ud. en lo cierto”, “Comparto su inquietud, no volverá a pasar
o algo mas solidario, más atinado y mas formal. Porque si el tipo me dice “Quedate tranquilo” es como si me mandara a freír churros, le importa un comino todo lo que le dije y me esta diciendo prácticamente en la propia jeta que va a seguir currando a sus desaprensivos clientes… ya me agotaron….
Gracias por leer este mail y gracias por preferir nuestro blog, que tengan un buen día ¿en que puedo ayudarlos?

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