No me gustan los panfletos que reparten por la calle. Me parece un medio de comunicación rudimentario, que termina ensuciando la ciudad y la mayoría de las veces no me interesa lo que publicitan.
Tanto es así que más de una vez me abstengo de tomar el papel que me ofrecen. Rechazo los panfletos, no los quiero, no quiero tirarlos en la calle y se me transforma en un problema ¿Dónde me meto ahora este panfleto?
Pero salvo los necios, todos cambiamos.
El otro día estaba viendo al actor Coco Silly en un reportaje que le hicieron por televisión y el contaba que no hace tanto panfleteaba en la calle Corrientes de Buenos Aires sus obras de teatro.
Tenia que repartir miles de panfletos pero nadie se los agarraba, lo esquivaban, lo eludían, se le hacia muy engorroso.
Ahí me sentí un ingrato, un egoísta, un ser antisocial “yo hago exactamente eso”.
Entonces ahora panfleto que veo, panfleto que agarro. Y si voy en el auto bajo la ventanilla, haga frío, haga calor o llueva. Después los tiro, pero el panfleto venga. Ahí esta la foto con todos los que juntè.
Etiquetas: panfletos
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