Por Gonza Hay veces en que uno está en ganador, y la vida le sonríe. Si estamos de suerte, nos reconciliamos con la vida y todo parece tender a mejorar. Pero esos buenos momentos contrastan con otros no tan buenos que nos pueden tocar. Se presentan ineluctables (que no se bien lo que quiere decir pero me gusta la palabra), decia, y se presentan tambien dando ciertas señales. Hay situaciones que son trágicas, la más tipica es la del oficinista que cuando llega a laburar como cualquier día encuentra su escritorio pelado. Oh, oh, algo pasó. Y esto me hace acordar a un día que tenía que hacer un viaje pero no podía porque el auto tenía poca bateria. Era muy caro comprar una nueva, la billetera estaba poco concurrida y al mismo tiempo yo estaba apurado ¿qué hacer? La gran solución fue comprar una bateria usada, sin garantía claro, pero a un precio bárbaro, en este caso hubo una frase matadora del inescrupuloso electricista mercader colocador de la bateria “mientras no se encienda la luz roja, va a andar bien” de más está decir que a los 20 km. se prendió como rancho, parecía que la luz no mostraba el dibujito de la bateria, me veia yo dibujado con un cartel que decía BOLUDO, en este segundo pasaste a ser un reverendo BOLUDO. Y así puede haber muchas otras situaciones parecidas a estas “de mal agüero”. Otra escena: Termina un examen de esos típicos de fin de año, y el profesor anuncia: “mañana a las 15 hs. están las notas”. Todos nos vamos felices, el examen habia sido fácil, mañana nos dan las notas y adiós al año, playa, joda, a descansar. Al día siguiente estamos allí, llegamos puntuales por la ansiedad, incluso al subir las escaleras nuestro reloj marca que faltan un par de minutos para la hora señalada. Todo bajo control. Aún así comprobamos no sin curiosidad, que todos nuestros compañeros están allí antes que nosotros, TODOS, tanto que el único que falta es uno, pero la puta. Hay clima de jolgorio (no es para menos) todos conversan, ruidosos, rien, se saludan, la juventud efervescente, los estudiantes, divinos tesoritos. Pero al llegar uno, se hace un silencio fatal, todos nos miran con cara de velorio, solamente un compañero se atreve a pronunciar un inaudible “hola” y mira para otro lado como perro que volteó la olla. Pero... ¿qué pasa muchachos, como fueron las notas? ...¿qué? ...¿a mí? ... No puede ser ... ¿a ver? Uy, sí, que macana, ¿el único yo? Bueno, no importa, gracias, chau, mejor me voy a mi casa... nos vamos solos, caminando despacito, el paso tranqui... y para adentro: ¡LPMQLRRP...!!!
CUANDO PARECE QUE TODO SALIÓ MAL
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A Cara de Perro (que ladra y no muerde)
el día
lunes, septiembre 26, 2005
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